Molly la gata
Tiene una nariz rojiza y
unas orejas puntiagudas. Las rayas color negro invaden su piel gris. Tiene esa
mirada felina y ese rostro de tigresa esperando atacar.
Ella es Molly. Una gata
con su propia personalidad. A veces habla mucho y otras más sólo calla y
observa, tratando de entender el mundo que la rodea. En eso somos iguales.
Molly fue llamada así por
mi mamá decidió. Ama el programa de Mike and Molly.
Ella, como otros miles de
gatos, fue rescatada de la calle. Se encontraba en las escaleras de la
Honorable Junta de Conciliación y Arbitraje.
Con dos meses de edad,
una pequeña miniatura maullaba tan fuerte que era imposible no verla ni
escucharla.
Pero nadie lo quiso
hacer. A pesar de que al menos una veintena de personas paso junto a ella,
nadie lo hizo.
¡Entonces llegue yo!, una
chica que ama demasiado a los animales, que ese día sólo iba a una audiencia y
que paso junto a ella.
¿Pensé para rescatarla?
No lo pensé ni dos segundos. Tomé a la pequeña gatita, la lleve a un pequeño
jardín y le dije -por favor no te vayas ahora regreso, aquí quédate-
Sus ojos me miraron como
si supiera que acababa de conocer a su próxima mami.
Entre corriendo a la
junta y para mi sorpresa mi audiencia fue cancelada. Salí corriendo de nuevo
esperando encontrar a la pequeña. Y así fue. La gatita estaba acostada en el
pasto esperando por su nueva casa. Jugaba con unas ramitas.
La metí a mi bolso, uno muy grande, pero para ella era suficiente. Tomé un taxi y ella maullaba, el hombre volteaba preocupado pero no veía nada, y ella otra vez maullaba y él seguía sin ver el gato. Llegue a casa y mamá me preguntó que hacía a eso hora ahí, yo empece a llorar y le dije -¡mamá! es que pobrecita la encontré- mamá no sabía de que hablaba hasta que la gatita asomó su cabeza por el bolso.
A partir de ese momento
fueron algunos meses para su recuperación, diagnóstico: una patita quebrada y
mal soldada, una mordida de algún perro en su pierna, infección en el
estómago
El veterinario dijo que
no iba a poder caminar bien, algo extraño porque ella sola hizo el esfuerzo de
volver enderezar su patita. Ahora camina súper bien.
La puse en adopción, pero
no pude hacerlo. Este mes cumple dos años de estar conmigo.
Ella no es como Kitty (mi otra gata) que gusta de las visitas, ella es solitaria y un poco alejada del mundo.
Ella me ha enseñado a
luchar aún cuando tu cuerpo no es apto para hacerlo. Es mi compañera, callada y
pensativa, (como debo de ser antes de hablar).
Ella y peque no se
separaron de mi en mi accidente.
En este momento es de
noche y ella está aquí velando mis sueños.
Ella es Molly una gata
que para ojos del mundo es otro más de los miles que existen, pero para mis
ojos es única e irrepetible.

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