El verdadero amor
Hollywood nos vino a joder la vida. Las
películas tontamente románticas que hasta mi me hacen derramar lagrimas y
verlas una y otra vez es la razón por la cual tenemos un concepto distinto del
amor verdadero.
El verdadero amor empieza después del
enamoramiento, después de las citas románticas, de las rosas rojas, de las
canciones dedicadas y de las cartas entregadas.
El amor verdadero empieza después de meses
y meses de aceptarse, conocerse y valorarse.
El amor verdadero no son como en las
películas que después de tres citas y encuentros viven feliz para siempre,
nadie cuenta la parte del después del felices para siempre, y nadie dice que el
feliz para siempre cuesta mantenerlo.
El amor verdadero comete errores, hace
sacrificios, tiene altibajos, discusiones fuertes y paciencia infinita. El amor
verdadero no son unicornios rosas ni nubes de azúcar, el amor verdadero es una
eterna negociación, es un amor incondicional, es poner tu pie en el zapato del
otro.
El amor verdadero es aceptar que tu pareja
es una persona imperfecta, que es un ser humano. El amor verdadero es
aprendizaje, es convivencia dinámica, sueños compartidos, valores similares y
extensas profesiones como: el amor es psicólogo, el amor es médico, el amor es
arquitecto, el amor es abogado, el amor es chef, el amor es diseñador.
En verdad el amor verdadero llega después
del enamoramiento. Si es totalmente perfecto ante tus ojos es sólo
enamoramiento, si es imperfecto y sus imperfecciones te permiten crecer, si
conoces sus errores y aún así es perfecto, es amor verdadero.
En verdad el amor verdadero es
crecimiento, es cansancio, es un mundo real dentro de una burbuja de cristal.
El verdadero amor no es una media naranja,
no es una búsqueda inexacta, no es de personajes de cuentos de hadas, ni son
súper héroes con conceptos deformados, o príncipes peleando por sus princesas
contra un dragón o un hechicero disfrazado.
El verdadero amor son dos naranjas, es una
búsqueda que sólo al debido tiempo, momento y lugar llegará, lo hacen personas reales
con poderes reales como el perdón y la amistad, son reyes y reinas de
sus vidas y el único dragón son los miedos y las malas energías.
El amor real son buenos recuerdos,
sonrisas inesperadas, apoyo incondicional en la salud y en la enfermedad, en el sacrificio placentero
diario de hacerlo feliz, es tragarse el orgullo y enterrar el ego, es confiar
plenamente, es libertad, es fidelidad, es lealtad, es sudor, algunas veces desesperación, es respeto, es
solidaridad. Cualquiera puede regalar
flores, globos y canciones, pero pocos pueden entregar su corazón sin más.
El amor verdadero no ve poder, no ve
dinero, no ve conveniencias vanas y superficiales, el amor verdadero comparte,
el amor verdadero impulsa, enseña, discute, convence, vence, compadece, crece y
promueve.

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