Honor a quien honor merece.



Honor a quien honor merece, se aplica en la vida diaria, a muchas personas que conocemos, o a extraños que sin querer se cruzan por nuestro destino, realizando hazañas que otros mortales no desean hacer.
Pero este no es un tema dedicado a un hombre o mujer, de hecho quisiera en un principio dedicarlo, a algo más grande que un ser humano. Algo asombroso que nos rodea, que respira, que vive, que nos mantiene creando sueños y haciéndolos realidad, a eso que abriga a nuestros hijos, y abrigó a nuestros padres.  Y me refiero a la tierra, y que honor debe merecer, millones de años ha soportado el paso del hombre, y sus generaciones.  Ha observado silenciosamente las construcciones, y el derribo de sus frutos, sus arboles, la extinción de sus especies, el llanto de sus montañas, y la muerte de sus ríos. Bueno me refiero silenciosamente de alguna forma, porque de  otra, siempre grita justicia, en alguna parte del mundo desgraciadamente su grito retumba en desastres naturales, y mas desgraciadamente en perdidas de madres, hijos, padres, hermanos, esposos.
Y es muy interesante observar detalladamente a nuestra clase, los humanos. Pensamos que todo es eterno, los excesos en el valor que otorgamos a todo, nos hace perder la cabeza, el mejor carro, la mejor casa, el mejor puesto, el mejor celular, la mejor ciudad, los mejores aviones, barcos, y la mejor caza, entre mejor cazan mas hombres son, y entre mas grande el animal que muere, mas reconocimiento damos.   Nuestra obsesión por expandirnos y destruir  todo en nuestro paso, hace que años después lloremos por una inundación y la creación de un rio en medio de la calle de nuestra colonia.
¿Y en que momento, en un mundo donde los animales gobernaban, el hombre tomo parte, los volvió esclavos de circo y risas, y les puso precio a su carne y cabeza?
Somos habitantes de diversas culturas, rasgos, color e idioma, pero de una misma raíz. La tierra y cuidarla es nuestra misión, nuestro deber y nuestra única tarea. Dejar un habitad en que nuestras próximas generaciones puedan respirar oxigeno limpio, y vivir sin miedo, de las consecuencias.
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Honor a quien honor merece, a un maravilloso mundo lleno de diversidad, de criaturas asombrosas, de la inteligencia, de la civilización que estos seres tienen, porque no gusto de llamarles animales, como si fueran poca cosa, y el que debe estar asombrado ante un mundo extraordinario es el ser humano.  Asombrados y agradecidos, ¿será tan difícil? , es una educación, y una renegación total a nuestro ser y la cultura, matar para comer en un mundo tan desarrollado y evolucionado como el nuestro, ¿es tan necesario que sea tan brutal y de manera excesiva?.
Y siguen mis dudas, ¿Es tan inevitable tirar basura como neandertales en la calle? Porque me atrevo a mencionar que en pleno siglo XXI, cualquier clase social, alta, media o baja, se atreven a bajar la ventanilla de un carro o autobús, para arrojar botellas, vasos, empaques, o lo que sea. En pleno siglo XXI, las peleas de perros y las corridas de toros, es el agua que apaga la sed de millones de mentes morbosas de ver sangre, como los antiguos colosos romanos, y nos atrevemos llamar salvajes a los hombres de las cavernas. Hoy en día nos sorprendemos de tanta violencia en el mundo, cuando no somos capaces de respetar la vida de un árbol o de un ser vivo, cortando sus raíces, tirándolos a la calle, o golpeándolos.
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Honor a quien honor merece, a este mundo hermoso, que hemos contaminado con nuestras necesidades absurdas, por nuestra vanidad, poder y egocentrismo. Honor a quien honor merece, ahora me atrevo a decir, que el honor se lo llevan aquellas maravillosas personas con almas grandes que luchan día con día, a cambiar la conciencia de los que los rodean, que reciben insultos o burlas pero siguen adelante, honor aquellos excelentes seres humanos, que tal vez no están en organizaciones o de voluntarios, pero en su forma individual dan una educación de amor y respeto a sus hijos, padres o hermanos, incluso a vecinos, amor y respeto a todo lo que los rodea, y realizan el esfuerzo de integrar un pequeño pero muy valioso paso a nuestra propia civilización mental.
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Sera un camino largo, pero no imposible, y que este cambio sea interior, y dejar lo superfluo, dinero, posición social, diversión y egoísmo a un lado. Proteger a los que necesitan protección, y hablar por lo que no tienen voz, es una forma de perdurar en este mundo durante miles y miles de años. La generación próxima lo agradecerá.
 El proceso requerirá un cambio de mentalidad y de corazón.  Empieza hoy.
Dedicado al Día de la Tierra 22 de abril de 2012.
Marcela Cinta
Twitter: @marcelacinta

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