¿Casarse o no casarse?






“Hay siempre algo de locura en el amor; pero siempre hay algo de razón en la locura.”

Nietzsche

Si observamos un poco las nuevas tendencias de nuestra época, el matrimonio ya no es la única vía para el famoso final feliz. En ocasiones, ni siquiera se acerca a ser una opción. Existe una nueva tendencia, en donde se apuesta por el amor libre, aquel que no necesita el compromiso de capilla o explicación jurídica en papel. La moda, novedad o manía de las nupcias nació en la época pagana, en que el matrimonio era un adjetivo de la clase alta de la sociedad, de los poderosos y ricos, del linaje de sangre azul de entonces. La razón era más de poder político y económico, que de amor, bien se sabe que uno o ambos cónyuges tenían amantes conocidos, sin ser juzgados.
Enfocándonos un poco más atrás, puedes imaginar que en la antigua Grecia, el contrato marital era meramente sobre el patrimonio, y la mujer pasaba de ser propiedad del padre, a convertirse en propiedad del ahora cónyuge. Los espartanos ni siquiera convivían con sus mujeres. La Iglesia fue la que puso de moda el matrimonio, convirtiéndolo en sacramento y obligación de todos sus seguidores, marcando así mismo el divorcio como una abominación en la sociedad.
El pensamiento se transforma, nuestras mamás o abuelas estarán de acuerdo que en una época antigua y muy cercana, las mujeres estaban destinadas a ser criadas para ser buenas esposas, madres y amas de casa. Y Dios ampare a las madre solteras, ya que eran mal vistas y estaban en boca de todos, como opositoras a la buena moral.
Pero como todo en la historia cambia, evoluciona y se fusiona con nuevas creencias, usos, costumbres e ideas, la unión matrimonial no podía faltar. La cuestión hoy en día no es la de ¿Estoy aprendiendo a ser buena esposa?, si no la de ¿firmo o no firmo?
Esta nueva tendencia de una vida amorosa, que hemos visto en nuestros amigos, familia, en la televisión y conocidos, no incluye necesariamente al matrimonio.
Ahora apostamos por un amor libre, aquel que no existe restricción alguna o regla que el mismo status quo marca para tener “felicidad”. Ha habido numerosos estudios que han examinado la convivencia antes del matrimonio, esto para conocer si realmente las parejas son compatibles en la vida de pareja o no, y así decidir dar el siguiente paso del casamiento.  Por otro lado, muchas personas han establecido que el matrimonio o la vida en pareja, no es algo que las determina o las hacen más valiosos, por lo que pasan por alto el altar.
El ser romántico, o un amor exitoso, en su extensión de la palabra, ya no simboliza vestido blanco, altar y demás rituales. Significa muchos otros factores que lo complementan. Como dicen, -detrás de la puerta es otra situación- , y esto ha pasado durante años, que evitar problemas con la sociedad, la iglesia o  la familia, los problemas maritales eran guardados en secreto. Ahora el amor ha dejado ser propiedad de los lineamentos religiosos y sociales. Ahora es un amor sincero; el casarse, vivir juntos, o tener un hijo fuera del matrimonio, es una decisión basada en la felicidad, amor y el sentirse bien entre ambos y en lo individual.
Poco a poco, están siendo desplazados los tiempos en que el matrimonio era la condición y la consecuencia de un embarazo no planeado, el deseo carnal o para unir los patrimonios de las grandes familias del país; creo que por ahí aún subsisten los hombres poderosos, que buscan y eligen detenidamente a sus esposas, para representar aquella imagen de muñeca de papel, que los acompañan del brazo, van a eventos sociales o políticos, mientras ellos gozan de amantes en secreto. También están quedando un poco de lado, aquellos novios que sentían que el siguiente paso, (después de muchos años de estar juntos y acostumbrarse uno al otro) era el firmar el papel nupcial.
Hace días platicaba con amigas de cómo noviazgos que duran años, pero años, al momento de contraer nupcias, vivir en pareja, tener estos problemas maritales decidían que no eran felices viviendo juntos, y el inevitable divorcio al poco tiempo llegaba.
Hoy, las reglas han cambiado, cada pareja las establecen, las aceptan o las rechazan. Actualmente, cada quien este viviendo en una vida amorosa que mejor le queda, y que mejor le hace feliz, y si no es así, inevitablemente algún día llegará.

Marcela Cinta
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