Una historia de OFICINA.


El teléfono suena – Claro en este momento lo envío por mail- dice él, una persona entra a la oficina – en unos minutos la atiendo-, el teléfono vuelve a sonar. De pie o sentado haciendo todo sin nada terminar. El teléfono vuelve a sonar esta vez grita a lo lejos la secretaria ¡Es urgente conteste ya!.

Se mueve de un lado a otro, corre hacia el socio, regresa con su pupilo responde el celular, revisa las propuestas y toma asiento en la oficina para trabajar . El teléfono vuelve a sonar- ¿si?- pregunta cansado y apenas son las 12 de su día laboral, - su esposa- dice una fémina del otro lado del auricular. Pendientes que resolver, correos que mandar, llamadas que realizar, la familia lo espera a una cena la cual debe de planear.

Las 2 en punto hora de comer, un minuto más perdería el lugar; 3 en punto hora de regresar, el jefe se puede enfadar. Marca entrada con su huella dactilar.


Más correos que contestar, uno que otro comercial digital y volver a comenzar. Una junta tiene que empezar y su Facebook no ha podido revisar.

El teléfono suena de nuevo – ¿los documentos los tendré en mi correo hoy? – el sudor pasa por la frente ¡Los documentos! – claro el día de hoy-.  ¡Llama a mi mujer! – grita un poco desesperado; – lo siento la cena tiene que esperar ya que debo quedarme a trabajar un par de horas más- dice tristemente – pero es tu cumpleaños lo que vamos a celebrar – le responde su mujer molesta.

La junta terminó, nadie en la oficina la fecha recordó.  Las horas pasan y el trabajo queda terminado, unos detalles por aquí y por allá los documentos están listos para enviar.

Después de un día laboral llega a su casa y su familia ahí esta. Esperando con un gran pedazo de pastel y una canción para entonar.  Otro día más termina y cansado se encuentra ya, el periódico no lo pudo ver ni una película disfrutar, hay que descansar  (como todos los días) para temprano despertar y terminar el trabajo de otro día laboral.



Marce Cinta
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