Crecer Duele


Nacemos, crecemos, algunas veces nos reproducimos y morimos. Esa es la filosofía que me dieron en alguna clase de ciencias naturales, en mis dulces años de la escuela primaria. 
Hubiera agradecido si mis maestros me instruyeran un poco más. Hubiese aceptado una lección que se llamara– lo difícil de crecer- . 
Cuando tienes apenas cinco o seis años de edad, el temor era el famoso “coco”; aquel monstro que se podía esconder bajo la cama y llevarte en cualquier momento. Conforme creces los monstros son diferentes; el “coco” desapareció. Ahora los monstros son la falta de confianza, el miedo a crecer, arrepentimiento, la soledad, el amor, la amistad, el dinero; y aunque seas mayor para creer en  fantasmas infantiles, aun te da miedo la noche. 
Duele crecer, y quien dice que es fácil, ¡miente!. Duele los cambios y responsabilidades. Lo que tienes por seguro en el camino del crecimiento, es cometer errores. Lo que puedes tener por inequívoco en esta vida, por mucho que las intenciones sean las mejores, es que vas a cometer errores. Llegaran personas a tu vida que te harán daño, (si lo permites), y en algún momento harás daño. 
Es en ese momento donde el monstro debajo de la cama se queda pequeño. 
Llega la edad de los adultos, la edad para votar, para comprar cigarros y bebidas alcohólicas, tomar las propias decisiones; de pronto esperan que seamos todo lo que la sociedad define como “adultos” y cuando no lo realizas es cuando mas duele. 
Observas a tu alrededor y la vida es diferente, pero algo sigue igual; a pesar de que la edad avanza, tenemos familia, nos casamos, subimos de puesto, nos divorciamos, viajamos, seguimos con los mismos problemas que cuando teníamos 15 o 16 años. Tropezamos, tenemos temor al nuevo monstro: lo desconocido y las dudas.  
Pero una vez que decidimos cerrar los ojos por la noche, para dormir en paz, y nos enfrentamos a los demonios internos y miedos, te das cuenta de que la noche no es lo que parece. Es en ese momento donde vez claridad en la oscuridad y sabes que nos estas completamente solo, siempre hay alguien o algo que nos impulsa a enfrentar la oscuridad. 
El cambio tal vez nos desagrade, y sea el mayor temor, pero es imposible frenarlo, nos debemos adaptar o quedar rezagados.  El cambio es bueno, el cambio lo es todo. 
Esta noche cierra los ojos antes de dormir, enfrente a tu propio monstro, obsérvalo como lo que es: una creación de la imaginación. 

Marcela Cinta
Twitter: @marcelacinta

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