¿Por qué hay pocas mujeres líderes?




Una de las lecciones más grandes que he aprendido en mi corta edad, es siempre mantenerme fiel a mí misma y jamás dejar que alguien o algo me distraiga de mis metas; y es que siempre habrá “alguien” o “algo” que desee hacerlo. 

Sheryl Sandberg, una de las mujeres más influyentes del mundo de los negocios llegó con una cuestión importante ¿Por qué hay pocas mujeres líderes? .

Vivimos en una época de “suerte”, hace 60 años mi madre o abuela no estarían leyendo esta columna, y más del 70% de la población rechazaría por completo la idea de que yo la haya escrito; las razón es simple: la primera soy mujer y segunda es que tengo 27 y no estoy casada, no planeo hacerlo en un corto tiempo y estoy compitiendo en el mundo de los negocios. Y esto es porque hemos crecido en un mundo de derechos civiles, en donde diversos países no los tienen y carecen de políticas y derechos hacía la mujer.

Tenemos un gran problema, en pleno siglo XXI, las mujeres como tú, como yo, como tu amiga, hermana no están alcanzando la cima de sus profesiones.
Las mujeres ejercen al menos 10% de los cargos de Jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, vuelvo a hacer la pregunta que realizó Sandberg ¿Por qué hay pocas mujeres líderes?
 
Fuera de las políticas públicas existentes en los distintos países, de la cultura y educación establecida en familia, fuera del cómo hacemos que sea diferente, Sheryl establece tres mensajes para crecer en un mundo competido y evitar abandonar una carrera profesional de grandes expectativas y permanecer en el mercado laboral, ya que somos nosotras mismas quienes nos limitamos, no levantamos la mano y nos domina el miedo a crecer; el primer mensaje es: Siéntate en la mesa.



Sandberg cuenta que en Facebook recibieron a un funcionario gubernamental de muy alto nivel que iba a reunirse con altos ejecutivos de Silicon Valley. Y todos se sentaron a la mesa. Y había 2 mujeres que viajaban con ellos que tenían posiciones importantes en sus ministerios. Ella les dijo: "Siéntense a la mesa. Vamos, siéntense a la mesa". Y se sentaron a un lado de la sala. Las mujeres subestiman sistemáticamente su capacidad. Las mujeres no negocian por sí mismas en el trabajo. Un estudio de los últimos 2 años de personas que ingresan al mercado laboral desde la universidad mostró que el 57% de los hombres que ingresaban negociaban su primer salario y sólo el 7% de las mujeres. Y aún más importante: los hombres se atribuyeron el éxito a sí mismos y las mujeres lo atribuyeron a factores externos. Si uno le pregunta a un hombre por qué hizo un buen trabajo dirá: "Porque soy genial. Es obvio. ¿Acaso lo dudas?" Si uno le pregunta lo mismo a una mujer dirá que alguien le ayudó, que tuvo suerte, que trabajó realmente mucho. Esto es importante y mucho porque nadie consigue una oficina importante sentándose a un lado y no en la mesa de negociación. Y nadie consigue un ascenso si no piensa que se merece el éxito o si al menos no reconoce su propio éxito.



El segundo mensaje es: Hagan de su pareja un verdadero compañero.
Sí, hemos progresado entorno a las labores en el hogar y trabajo; las parejas jóvenes atienden un 50% y 50% en cuestiones económicas los gastos de la casa, pero en cuanto a las labores internas la mujer realiza un 70%  de todo.
Como sociedad, ejercemos más presión a nuestros hijos para que tengan éxito que a nuestras hijas. Conozco hombres que se quedan en casa y trabajan en la ella para ayudar a sus esposas con sus carreras y es difícil, ya que son rechazados consientes e inconscientemente y por lo tanto son separados de la vida social de muchos. Los estudios muestran que los hogares con salarios parejos e iguales responsabilidades tienen también la mitad de divorcios.
Así que elige bien a tu pareja ya que determinará el 90% de tu felicidad personal y profesional.




Y por el último el tercer mensaje: No te vayas antes de irte.
El detalle es que nosotras las mujeres jóvenes, las que no tenemos pareja, ya estamos preparando para tener un equilibrio entre vida personal y profesional, equilibrio para responsabilidades que ni siquiera tenemos aún.  
La mujer empieza a pensar en tener un bebé. Y desde el momento en que empieza a pensar en tener un bebé empieza a preocuparse en hacer espacio para ese bebé. "¿Cómo voy a compaginar esto con todo lo otro que hago?" Y, literalmente, desde ese momento ya no vuelve a levantar la mano; ya no busca un ascenso; ya no toma el nuevo proyecto; ya no dice: "Yo quiero hacer eso", así que empiezan a retirarse silenciosamente, antes de ni siquiera haberse casado.



Afortunadamente mi generación puede cambiar los números, puede ubicar a las mujeres en la cima, podemos hacerlo siempre, apoyarnos a nosotras mismas, debemos tomar estas palabras como individuo, como mensaje también para las mujeres que trabajan para y con nosotros, como mensaje que le deseamos a dar a nuestras hijas.   Este año 2016, debemos ser el factor de cambio, tomarnos de la mano y empujarnos, y sobre todo alentarnos. Este año debe de ser de nosotras.




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