Los caballeros las prefieren rubias.


“Ríe cuando estés triste, llorar es demasiado fácil.”
Marilyn Monroe
1 de junio de 1926 – 5 de agosto de 1962


Me gusta ver las viejas fotografías de Marilyn Monroe (Norma Jeane Mortenson), una joven rubia sonriendo divertida, convenciendo que las rubias se divierten más. Tan segura, tan ella misma, tan llena de vida, provocando envidias, desatando infiernos, marcando tendencias. En cada fotografía que observo, ella me demuestra su mundo de felicidad fugaz, tan relativa a veces, sin embargo tan verdadera.






Marilyn, quien dijo que una mujer inteligente sabe que nada tiene limites, mientras que la mujer bonita se pone los limites.



Marilyn que murió a los 36 años de edad,  por un paro cardiaco por sobredosis de medicamento.  Muchos ven sólo una mujer bonita, coqueta, amante de presidentes, amiga y enemiga. Para lograr ser una mujer que demostraba en su mirada auténtica felicidad, poco o mucha, debió pasar por el sufrimiento; aquel que logra cambiar el panorama de la vida.



Marilyn tuvo una infancia muy grave, su madre la dejó con una pareja que eran amigos de ella hasta la edad de siete años, edad en la que Marilyn vivió con su madre. Un año después su madre fue internada en un psiquiátrico, donde fue diagnosticada con esquizofrenia paranoide. Marilyn pensaba que ella había heredado esa misma enfermedad.
La mayor parte de su infancia y adolescencia la vivió en un orfanato, a donde ingresó a la edad de nueve años y trabajó como ayudante de cocina; asimismo, estuvo en casa de sus abuelos y en la de varias familias que la adoptaron. En una de ellas sufrió abuso sexual por parte del padre de familia.

A los 17 años, comenzó a trabajar en una planta de construcción de aviones donde conoció a un mecánico de 21 años llamado James Dougherty, con quien contrajo matrimonio el 19 de junio de 1942 y de quien se divorció cuatro años después.

En 1946, un fotógrafo de modas la descubrió y la convenció de que se hiciera modelo, de esta forma, la aún llamada Norma Jeane, comenzó su carrera como modelo bajo la tutela de la agente Emmeline Snively, quien le sugirió cambiar el color de su cabello, que era castaño de nacimiento, por el característico rubio platino.



Muchos han especulado sobre su muerte, los amigos cercanos descartan que haya sido suicido, otros más dicen que fue un asesinato por intereses de por medio.



Sea lo que haya sido, fue una mujer valiente, decidida, segura y capaz. Como ella debe de existir muchas más. Conozco mujeres y hombres que lloran y se deshacen en cuanto una uña se quiebra, que son tan victimas de la vida, tan incapaces de sobrellevar la responsabilidad de vivir, tan obsesionadas por un amor inútil; después miro a Marilyn (y a muchas otras grandes mujeres), siempre sonriendo, siempre positiva, (sin importar lo que hayan pasado), valiente, logrando lo que siempre deseó y sobre todo lograr que después de 51 años de su muerte aun sigan hablando de ella.



Sea verdad, sea mentira, estoy segura que en la época de Marilyn (gracias a ella) los caballeros las preferían rubias, eso se llama marcar en la historia.





Marcela Cinta

Twitter: @marcelacinta

Comentarios