Los recuerdos tienen olor.

(Escrito a mediados de abril de 2013, el clima era muy freso y delicioso).


De pronto me encuentro estudiando en una cafetería cercana a mi casa,
el olor a café molido y toques de canela llega a mi nariz.

Imágenes aparecen en mi mente, recuerdos distintos, inviernos pasados,
amistades e ilusiones a futuro.
Pasado que me hace sentir reconfortada.

Los recuerdos en verdad tienen olores, como aquel olor a hojas húmedas de los arboles
anunciando con la fresca brisa la llegada del otoño, en donde pienso en Israel,
mi amigo de toda la vida.

Los recuerdos tienen olor, y también ¡tacto! un amanecer fresco que hace que mi piel se enchine, en donde me hace extrañar a Myriam mi hermana, y mi espera en la central de Querétaro a las 6:30 am.

Los recuerdos tienen olor, como aquel perfume que llega a ti de otra persona y te recuerda
a tu ser querido, o tal vez aquellas palomitas del cine recién hechas que siempre traerá a mi mente los buenos momentos con Alberto mi novio, o recordar a una buena amiga como Lorena, aquella que recordé en tan solo unos segundos con una sonrisa cuando alguien portaba el mismo perfume.

En verdad los recuerdos tienen olores, como la comida casera cuando vives en otra parte lejos de tu casa, o el vino tinto, la emoción de oler un libro nuevo, (que me recuerda tanto cuando me entregaban los libros nuevos en la primaria), o los hot cakes recién hechos por la mañana, en fin.

Los recuerdos, los atesoras, los guardas en el corazón, los colecciones. Lo que debes de coleccionar son momentos vividos y disfrutados, no cosas vanas que se desgastan con el tiempo. Debes de coleccionar momentos para cuando llegue a ti el olor a café con toque de canela, sonrías y vuelvas a vivir todos los buenos momentos.


Marcela Cinta
twitter: @marcelacinta
marcela.cintadelag@gmail.com