Mordiendo manzanas y besando sapos.


 “Los cuentos tienen la culpa” oí decir
                “Ellos nos han metido la imagen del vivieron felices para siempre y eso no es cierto. Bueno fuera”.
(…) “Además las ‘princesas’ son unas mustias. Dizque muy recatadas y en realidad son bien aventadas, ¡se van con el primero que encuentran!”.

¡Vaya! Hay un gran resentimiento contra las heroínas que todas tuvimos en la infancia. ¿Pero por qué? ¿Nos fallaron? ¿Nos mintieron? ¿O la realidad es que nosotras mismas nos engañamos y traicionamos? Y ahora le echamos la culpa a unos cuentos de nuestra infancia.

Es así como inicia el libro de la autora mexicana Doly Mallet “Mordiendo manzanas y besando sapos”. El cual nos relata la cronología de todas las princesas con las que hemos crecido,  desde la amable y hacendosa Blanca Nieves hasta la princesa que cambió los estereotipos de la realeza Disney: Tiana.  

Cada princesa fue hecha a imagen y semejanza de la mujer de la década en la que fue creada.

Pero hay un problema, por ejemplo yo no nací en la época de los 30´s (cuando fue creada Blanca Nieves -1937),  nací en 1988 y sin embargo la influencia del final “y vivieron felices por siempre”  de todas las princesas antes de que yo naciera,  influyó en mí como en muchas más mujeres.

Cada mujer tenemos nuestra personalidad, nuestro cuento de hadas a nuestra manera.  Algunas desean  quedarse acostadas y tranquilas y que de pronto llegue el chico de sus sueños y con un beso las despierte y las lleve a un gran castillo y les brinden todo lo que deseen, como Aurora. Otras más desean son Pocahontas, aquellas que dicen -mejor solas que mal acompañadas-. O una Mulán que no es muy agraciada pero llega arrasando en el mundo de los hombres y conquistando el corazón de alguien. Tal vez Ariel, que sin decir una sola palabra enamoró perdidamente a un hombre. Quizás Jazmín y su rechazo a ser princesa.  O una Bella, que lee  y desea un amor pero no tiene prisa por casarse.

Sea el perfil que sea, el final feliz que deseen, creo que dentro de nosotras sigue viviendo una princesa, deseando tener un final feliz y una que otra culpa a los cuentos de hadas de los hermanos Grimm y a las películas de comedia romántica, de no tener el mismo desenlace que estos.  Puedo jurar que más de una trato de cambiar a su pareja para que fuera el “ideal” engañándose que lo sería y terminó con el corazón roto.

Me imagino si todas las princesas se reunieran, ¿de qué haby de los sapos que se han topado en el camino.
larían? Si todas nacieron en épocas diferentes. Bueno creo que lo sé, hablarían de lo que hablamos actualmente las mujeres, todas diferentes entre sí pero dispuestas a encontrar un final feliz

Te invito a leer este buen libro e identificar que princesa tienes en el interior.
Por el momento puedo dar mi voto en que todos (hombres y mujeres) tenemos el derecho de creer en nuestro cuento de hadas, claro siendo realistas, y esto es que el hombre o la mujer perfecta no existe, pero si se le puede acercar el ideal para nosotros.

Te comparto una frase de mi princesa favorita (que creo que es mi princesa interior), y que según mi mamá veía como tres veces al día durante muchooos días:

-          Madame Gastón, ¿puedes creerlo?, ¿ser su mujer? Yo no, jamás, lo garantizo. Yo quiero más que vida provincial.
Bella,  “La Bella y la Bestia” 1991.

Marcela Cinta
Twitter: @marcelacinta
Marcela.cintadelag@gmail.com

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