La difícil decisión de vivir sin miedo


 “Nuestro miedo más profundo es saber que somos poderosos más allá de toda medida. Todos podemos brillar, tal y como hacen los niños. Y cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente damos la oportunidad a otras personas para hacer lo mismo. Conforme nos vamos liberando de nuestros miedo, nuestra presencia libera a otros automáticamente” Marianne Williamson


El miedo es la respuesta natural ante el peligro.  Todo el mundo tiene miedo, todos tienen una presión e inseguridad. El cerebro está hecho para sobrevivir; el cerebro odia la incertidumbre pero ama la predicción y el control.  Muchos creen que la clave para la supervivencia en este mundo tan cambiante y lleno de desafíos es negar el dolor, negar el miedo, negar el cansancio de luchar, negar que deseamos con todo nuestro ser tener éxito.

Pues tengo que hablar con la verdad, y es que la vida es un caos, nosotros también. Pasamos la vida posponiendo y sufriendo de ansiedades indebidas e imaginarias.  

Cada reto que debemos afrontar nos paraliza. ¡ESO SE LLAMA VIVIR! Por eso muchos se quedan a mitad de camino.

Todas las personas pasamos por momentos difíciles, nadie se encuentra exento; en esos momentos necesitamos más que nunca mantenernos en pie, en el centro de nosotros, saber quienes somos. Pero todos los obstáculos tienen un significado, la forma en que afrontamos estos “problemas”, la manera en enfrentamos la inseguridad del futuro y aprender de que cada tiempo es perfecto es la diferencia entre triunfar y quedarse atascado.

Es difícil desprenderse del miedo,  ya que es un estado natural de nuestro cerebro, pero no podemos sentir miedos diarios que se nos presentan por el simple hecho de estar vivos.

Debemos tener autonomía emocional, desprendernos del qué dirán, del qué pasará. Antes de iniciar algo, aventurarnos a un nuevo reto, o el simple hecho de despertar existe una pregunta que debemos hacernos ¿qué es lo peor que puede pasar? Y sobre la respuesta, debemos avanzar.

La estabilidad vive en el presente. Cuando sientas presión en el pecho, la tierra moverse y ansiedad, regresa al ahora. En este momento todavía respiras. Es este momento has sobrevivido al caos. En este momento tienes la posibilidad de seguir en el camino. Cuando dejas a un lado el miedo, aprendes ubicarlo y sigues adelante, todas las respuestas que buscas vendrán solas. Conforme afrontes tus temores, los cuales la mayoría no son sino el miedo a progresar, a cambiar para mejorar y al éxito, debes tener la certeza de que tu lucha interna puede producir tu mayor fortaleza.





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