Confesiones de una NOVIA que no creía en el matrimonio “Capítulo I Cómo saber si es él”




Confesiones de una NOVIA que no creía en el matrimonio 
“Capítulo I Cómo saber si es él”


"I feel like a part my soul has loved you since the beginning of everything. Maybe we're from the same #star"  para Félix Garza


Las mayoría de las personas vamos por la vida diciendo que somos renuentes al amor, a encontrar tu alma gemela como solemos decirlo, pero al final del día cuando llega este ser, estás tan asustado por decir que harás lo que siempre dijiste que no harías “casarte”.

Leí a Elizabeth Gilbert hace unos años, en una etapa de mi vida en donde estaba como venado lampareado, es decir sin rumbo y sin motivos, “comer, rezar y amar” narra parte de un año de aventuras en busca de ciertas cosas: comer en la Italia  para volver a disfrutar del sabor y dicha de la comida; rezar en la india para conectarse con aquel ser creador pero sobre todo con su ser para poder perdonar y perdonarse y por último amar en Bali, aunque ella no estaba buscando el amor, lo encontró. En el libro ella dice que la gente cree que un alma gemela es una persona con la que encajas, (obviamente al final del día casi todos buscan el amor); pero un alma gemela es un espejo, es la persona que saca todo lo que tienes reprimido, es seguramente la persona más importante que vayas a conocer en tu vida, ya que te tira todos los muros que has construido para tu protección y supervivencia sentimental, y ésta persona te despierta de un porrazo.



¿Por qué no quería casarme? Bueno la respuesta es simple: no había llegado la persona con la cual quería complicarme la vida.


Los humanos por defecto somos complejos, somos una mente, corazón y cuerpo lleno de experiencias, traumas, daños, felicidad, llanto, sonrisas, abrazos, decepciones, esperanzas. Entonces conformes vas creciendo acumulas todo hasta disfrutar en una alto grado tu soledad. En la soledad con nadie discutes, en la soledad te conoces muy bien que cada actividad que haces, libro que lees, película que ves es a tu gusto y sin complicación de negociar. Disfrutas tanto de ella, que cada persona que pasa en tu vida tiene un examen muy minucioso para entrar en ella o pasar a retirarse. Y es aquí cuando dices que no estás hecha para el amor, ni para estar en una vida de pareja ni mucho menos para el matrimonio.


Las personas que has conocido simplemente han sido otros mortales que pasan sin mover, sin darte vida, sin darte aventuras, sin darte experiencias, sin despertarte del letargo, y a veces piensas que tal vez son las correctas; aunque lo que he aprendido en la vida es que si tu mente, corazón y estomago no están en la misma sintonía al momento de tomar una decisión, es que es la incorrecta. Entonces es ahí cuando uno o dos de los tres órganos están en desacuerdo, pero te resignas, la presión de la sociedad, de la familia, el miedo a la soledad, te hace ver un oasis en medio del desierto y crees, piensas y sientes que un simple mortal es el correcta. ¿Pero qué pasa después? siempre pasa algo por la cual sabes que no lo es y si tienes el valor suficiente y si eres una persona de honor y sabes que mereces más te alejas pero si no, te estancas a complicarte más la vida de lo que ya es.

Antes de conocer a mi futuro esposo, entre decepción y fastidio le hice una sola pregunta a una de mis mejores amigas quien se casó hace casi tres años; ¿cómo saber si es él? Es decir cómo sé que no es sólo un enamoramiento rápido sin efectos y con consecuencias de heridas como antes ya ha pasado. Ella me respondió simple y rápido: lo sabrás cuando llegue, no te puedo explicar, pero lo vas a sentir, es una sensación extraña y plena.  Claro que pasé 15 minutos refutando esa respuesta, ya que mi cerebro está acostumbrado a la lógica base a hechos no teorías sin sustentos.



Meses después lo conocí, no antes, ni después, pasó en el momento justo, cuando ya había pasado tiempo conmigo, disfrutando de mi soledad, deseando que nadie alterará mi orden. Pasó perfectamente en el tiempo en que debió de pasar. Llegó sin avisar, y nunca se ha separado. En verdad esa conexión existió, pareciera que lo conocía toda mi vida, que podía confiar en él, y que estaba segura a su lado. Esto es una confesión: pero lo conocí un domingo y desde ese momento no dejé de hablar con él, lo conocí un domingo y el martes próximo empezamos a salir.




No sólo era quién había soñado, si no encajaba completamente en mi vida, en mi alma y ser como pieza de rompecabezas, es quien me ha despertado, quien en tan poco tiempo me ha dado las mejores aventuras y derrumbado todos esos muros, quien me ha ido sanando, quien me empuja a ser mejor y viceversa, quien tomó mi mano como nadie nunca lo ha hecho.

Esa sensación que me habían contado estaba allí.  En el 2013 en mi diario escribí acerca de las almas gemelas, durante muchos años supe que la persona de mi vida estaba ahí afuera, sabía que aún no la había conocido, es esa sensación de saber que otra parte de tu planeta está vagando igual que tú; ahora con él, esa sensación de buscar se fue.

En octubre del 2016 nos comprometimos oficialmente después de no separarnos ni un solo día, después de hablarlo y saber que yo no me veo sin él, y que cada paso, cada vivencia quiero compartirla con él y él conmigo.

Pero esto apenas comienza;  nunca me contaron sobre los protocolos de las bodas que reúso seguir a 8 meses y días del evento.




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