La crisis del éxito.



No importa quiénes somos o de dónde venimos, todos tenemos nuestro propio destino. Oprah Winfrey

El autor sobre innovación, Ricardo Perret, comparte que existen tres tipos de crisis que cualquier ser humano puede experimentar a lo largo de su vida; la crisis de salud, la crisis de productividad y la crisis de tener fe en sí mismo.

La crisis de fe en ti mismo son crisis de autoaceptación y de autocontrol, normalmente ocasionadas por el hecho de que la realidad no ha sido igual a la idealización que habías construido acerca de algo.  Conforme a estudios que Perret realizó, determinó un gen exitoso. Existe grandes diferencias entre las personas exitosas y quienes no lo son tanto, en el cómo observan y aprovechan las crisis de su vida.

La crisis del éxito inicia cuando la fe en nosotros mismos decae, por distintas emociones que son inevitables vivir, ignorando por completo que debemos vivir nuestro propio destino, y aceptamos las expectativas de los demás, y olvidándonos de nuestro propio ser.
Las personas exitosas sufren crisis emocionales, hacen consciencia en algún momento de estas, identifican el origen del problema, lo que sienten que fue atacado en su más profundo interior, lo analizan y comienzan su “resurrección.

Albert Einstein observó que los problemas significativos que afrontamos no pueden solucionarse en el mismo nivel de pensamiento en el qué estábamos cuando lo creamos. Es decir, debemos alcanzar diariamente un nivel más elevado de conocimiento y de apertura espiritual hacia el mundo. Necesitamos un nivel de pensamiento más profundo. Establecer el hábito diario del éxito, basándonos en la premisa de Aristóteles: somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito.

Cuando decides ver el mundo como un salón de clases, entiendes que todas las experiencias están diseñadas para que aprendas sobre ti mismo, y que el viaje de tu vida se trata de acercarte más a quien eres. Las experiencias más difíciles son por lo general las que más nos enseñan.

Lo difícil es creer en ti cuando nadie más lo hace. Es lógico, desde la analogía que nadie te querrá si tu no lo haces. Lo que he aprendido de la vida es que la única forma de superar nuestra crisis es enfrentando nuestros temores. En inevitable no sentir miedos diarios que se nos presentan por el simple hecho de estar vivos.

Aprendí un truco; siempre que enfrento una decisión difícil, me pregunto. ¿Qué haría si no tuviera miedo de equivocarme, de sentirme rechazada, de verme torpe o sola?

Nadie se salva de una crisis. Pero el viaje de la vida comienza con la elección de levantarte, dar un paso al frente y sentir plenamente la vida; de ser responsable de cada decisión, de aceptar el dolor y continuar, de pensar en grande, y aceptar que un día nos marcharemos y a la voz de Delgadillo esperar que digan grandes fueron los viajeros que cruzaron por aquí.

El éxito es a definición personal.  Tomar el control de la vida y las emociones, ahí reside la diferencia entre las personas exitosas y aquellas que se quedan en el camino esperando.



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