No podemos engañarnos…
![]() |
La biología nos determina
quienes somos desde la fecundación, nos dice que tenemos una acumulación de
genes que nos define, llamado ADN, éste es una carta imborrable que nos hace tal
y como debemos ser; pero inapelablemente somos humanos, vivimos en una
evolución irreversible y permanente de cambio.
Es decir, crecemos y
nos desarrollamos y conforme a esto la vida nos va alterando.
Nos exponemos a
rasgos nuevos y riesgos inherentes; maduramos y dejamos de llorar por lo que
antes lo hacíamos, paramos de ser territoriales, la competencia contra otros decae,
los errores llegan con más frecuencia y el ego se desvanece para aprender de
ellos y con el tiempo, decidimos enfrentarnos a nuestros mayores miedos
convirtiéndolos en aliados y en dosis de adrenalina.
Bien o mal, inevitablemente un día confrontamos nuestra herencia, la olvidamos para cambiar hasta el punto de que somos
irreconocibles.
Vamos dejando parte
de nosotros en otras personas, amores, problemas, sueños y fracasos, vamos
dando lo mejor hasta que ya no queda nada más que dar, hasta ya no intuir cómo hacerlo, entonces te encuentras perdido sin saber a dónde perteneces, sin conocer qué hiciste mal.
Encontrar el camino
de vuelta y volver a confiar en tu esencia suele ser difícil.
No existe un mapa que
nos diga cuál es el camino, y por mucho que deseemos escucharlo en voz de otras
personas, no llega la ruta adecuada; en ocasiones sólo tenemos que cerrar los ojos, dar
el primer paso y rezar para llegar allí, al final del día no podemos engañarnos, no podemos ignorar de lo que estamos hechos, aunque ciertas
veces lo olvidemos. Siempre, por justicia a nuestra naturaleza, debemos regresar
más fuertes que antes, ya que en cada nuevo nivel de nuestro desarrollo la vida
nos demanda una nueva y mejor versión de nosotros.

Comentarios
Publicar un comentario