Cuando Muera


by: Brooke Shaden


Esto no se asemeja ni remotamente a una carta de despedida. 

Me gusta ciertas veces sentarme a observar la vida de los extraños pasar. Tomó mi café y respiro el aire llega a mi como una bocanada de existencia y energía, y dentro de esos momentos pienso en mi último día que estaré compartiendo camino con ellos, con ustedes. Y no es que quiera adelantarme, sería absurdo y ridículo, puesto que no existe nada más preciado que mi corazón latiendo cada segundo.
Todos estamos destinados a ello, a morir, lo que realmente importa es el cómo derrochamos nuestros días.
Me imagino en el  lecho de mi muerte reflexionando si siento orgullo por todo lo que hice años atrás; si verdaderamente hice lo que desee, lo que soñé, si lastimé o me hirieron, y si pasó éste último, quiero saber que pude perdonar.

Cuando muera, quiero haber gastado mi tiempo en buena compañía; quiero haber experimentado el NO TE RINDAS de Benedetti y saber que él se encuentra con una sonrisa de orgullo por que aunque el frío haya quemado  y el miedo haya mordido, quiero haber sentido el fuego en mi alma y la vida en mis sueños.

Cuando muera quiero haberme sentido como la noche estrellada de Van Gogh:  enigmática, hipnotizante, inmortal y eterna.

Cuando muera deseo haber visto toda mi VIE EN ROSE en brazos de alguien, escuchar los ángeles cantar desde arriba y mi alma dar a mitad de un suspiro del cielo, en la voz de Édith Piaf o Louis Armstrong.

Cuando muera habré tocado las 7 maravillas, sabré que viajé no para escaparme de la vida, sino por que sabía de antemano que la vida se escapaba.

Cuando muera, quiero hacerlo con una lágrima en mi mejilla pero que sea de alegría, de saber que mi camino fue de júbilo y no de quimeras perdidas.

Cuando muera miraré las estrellas como lo hago cada noche, esperando descubrir los misterios de nuestra existencia por que de polvo de estrellas somos y polvo de astros seremos.

by Elizabeth Gadd


Cuando muera habré vivido exclusivamente el día, pensando  en dónde quería estar en la mañana siguiente, sin querer resolver todo de una sola vez.

Cuando muera deseo que mis compañeros que alguna vez tuve, mis amigos que tocaron la puerta de mi casa, sientan mi partida, cuando muera sabré que bebí y comí con cada persona especial que llegó por una razón y se tuvo que ir para continuar con su misión.

Entonces ese día no será una despedida para siempre, si no una de aquellas que das frente a tu casa con un beso de buenas noches.

Ahora por el momento, seguiré observando la vida de los extraños pasar, pensando en la mía, proponiendo, esperando, soñando, con una aire de complicidad sabiendo que cada minuto que pasa es con una intención siendo perfecta tal y lo como es. 

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