El pasado es un extraño país.
Hace dos días terminé de leer un gran
libro de una grandiosa escritora, que es de reciente descubrimiento, ella se
llama Flor Aguilera mexicana que me atrapó con su libro “El Pasado es un
extraño País”. Ahí la que relata es Ana, una chica que hace una gran
introspección a su pasado gracias a la memoria fotográfica con la que
cuenta. Viajes, amores, familia,
traiciones, indecisiones, depresiones, amistad, ilusiones, todo esto conforma
el libro.
Básicamente vivimos en una terminal de
aeropuerto. La vida se compone esencialmente de entradas y salidas.
¿Qué hacías exactamente el día de hoy
hace un año?
Yo no puedo decir con exactitud, tal
como Ana (el personaje del libro), pero lo que si puedo es acercarme un poco.
Me encontraba nerviosa y feliz, feliz por mi cumpleaños, nerviosa porque viajaría sola tan lejos.
Que rápido se pasa el tiempo, diría
mamá.
Mi año número 25 fue un poco intenso; viajes,
trabajo en excesos, un accidente que cambio totalmente mi vida, miedos nuevos y
superaciones extremas.
En la vida salen cosas y entran otras.
Perdemos, otras veces ganamos, aprendemos, cambiamos, otras veces perdemos la
fe y en algunas ocasiones ganamos esperanza. Esa esperanza que te da aliente
para seguir.
Leí en el libro que Ana sufrió una
traición, y en medio de una traición, un
departamento vacío a causa de un robo y llantos, no encontró a nadie a quien
llamar salvo aquella persona quien la había traicionado, fuera de ella se
encontraba sola, sin muebles, sin cama, sin amigos con quien pasar la noche. En ese momento pensé en una lista mental de
las personas que llamaría en caso de estar como Ana. Mi lista no es muy grande,
tampoco es pequeña, es sólo lo que es. Mi familia en primero lugar y Beto,
después mis amigos que tanto me dieron este último año.
Cada año que cumplimos, crecemos en
todos los aspectos. Si volteamos hacía atrás tal vez no somos los mismo que
hace exactamente el día de hoy hace un año.
La vida se encarga de enseñarnos la lección o hacernos repetir el grado
hasta que la entendamos.
Conforme desees avanzar y crecer
tendrás que liberarte de cargas. La maleta a veces pesa mucho, entonces debemos
de liberarnos de cosas, personas, sentimientos, pensamientos, miedos, lo
inservible. Si algo he aprendido es que viajar con la menor cantidad de
equipaje es mejor.
Así que aquí estoy, a un par de días
de cumplir 26 años, observando como Ana la vida hacía atrás, aquel extraño país
que no a veces parece que yo no era su visitante. Estoy agradeciendo un año de
experiencias únicas, de sentimientos, de sensaciones.

A
veces los años se pasan tan rápido, como cuando llegas tarde al vuelo, corres
para poder llegar a los primeros filtros, pasas la banda de seguridad rezando
para que nada te detenga, para que nada se ponga en tu camino, y cuando logras
pasar corres para llegar con la noticia que el vuelo se retraso, te arrojas a
la silla y respiras aliviado, para seguir con la aceleración al lugar del
destino.
Diría Beto: Después de lo que pasaste,
te esperan cosas maravillosas. Ahora observo a ese pasado tan extraño, extraño
porque ya no vivo de el, si no me empujo como trampolín para seguir marcando un
futuro que se convertirá en un pasado agradable.
Terminó mi viaje de los 25 con una reverencia: estoy viva, estoy aquí, respiro, camino, siento, lloro, río, miro, leo, sueño, tengo la opción de luchar de seguir y así lo haré.
Por el momento me preparo para mi viaje de los 26 años,
sé que será pura sabrosura.

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