Amigos por un día :D
Todos tenemos amigos, amigos cercanos, amigos de la fiesta,
amigos conocidos, amigos de la infancia y uno que otro amigo que dejamos de ver
pero sabemos que están ahí para nosotros siempre.
También existen
amigos de un día. Aquellos que se cruzan en tu camino amarillo mientras vas a
visitar al Mago de Oz (no la banda de música, el cuento), en pequeños momentos. Algunas
veces los vuelves a ver, otras veces pasarán años para volver a tener contacto
con ellos y la mayoría solamente te dejan el lindo recuerdo que ahí estuvieron,
que compartieron ese momento, ese día y ese lugar, y sólo queda recordarlos con
amor. Quiero hace homenaje con pequeñas palabras a ellos, que conocí
recientemente.
El mes de septiembre me tome la decisión de irme de viaje sola,
(completamente sola), siempre he creído que es una de las experiencias que
debemos de disfrutar. He viajado sola, casi siempre viajo sola, pero son
cuestiones de negocios, cursos o relacionado con lo profesional.
Bueno, ahí
estaba yo, rumbo al Distrito Federal para tomar mi vuelo a Madrid, pero por
cuestiones de logística tenía que esperar un día, así que tuve que dormir una
noche en el aeropuerto ( a medias ya que a las 3:00 am me regrese a la casa de
mi hermana), pero fue una noche larga y cansada, lo peor es que el maldito
aeropuerto se encontraba ¡abierto!, y todo el frío llegaba tranquilamente a
todas las salas. Entonces ahí estaba, con una enorme maleta, un libro y un
celular que se acababa rápidamente el saldo (y obviamente el internet, nunca me
han gustado los planes tarifarios del celular). Y conmigo había una fila de
personas que viajaban al mismo lado y a París, algunos ya se conocían de días
atrás y otros como yo éramos los nuevos, todos nos encontrábamos esperando, en el frío, de noche.
La primera chica que conocí fue Lupita, una chica muy agradable, decidida y una sonrisa hermosa, es Oaxaqueña, iba acompañada de su
mamá, y ella se dirigía a Madrid a estudiar (más bien está allá estudiando,
espero lo estés haciendo Lupita XD ), turismo, platicamos de todo y de nada,
pero las horas pasaban y pasaban, por lo que poco a poco todas las personas
nuevas nos fuimos desinhibiendo y platicando un poco más. Entre Lupita y yo nos cuidábamos
las cosas, si una quería cargar el celular la otra cuidaba o se llevaba el de
ella. Después llegó otra chica, una niña de apenas 18 años, con una mentalidad
de alguien mayor de su edad, y un carisma grande, Ana. Existieron otras personas
esa noche, pero la verdad, soy pésima con los nombres, apenas acabo de
enterarme como se llama una compañera de oficina que lleva dos meses
trabajando, aunque esperen, trato de recordar el nombre y no lo sé.
Lupita, Ana y yo :D |
Los papás de Ana, junto con la mamá de Lupita fueron magníficamente amables, es difícil encontrar personas como ellos, en quien puedes confiar a las pocas horas de conocerse, fue una compañía agradable, que debo de admitir muero por volverlas a ver. En el vuelo nos toco en distintos asientos, pero siempre tratamos de cuidarnos durante las casi 11 o 12 horas que duró y que yo sentí una eternidad, creo que si hubiera pasado algo nos hubiéramos cuidado, defendido y luchado para que la otra estuviera bien. Durante mi vuelo, por ¡bendición grande!, mi acompañante fue una chica jalisciense, casada con un Español, que vive ahora en las Islas Canarias, con tan solo 22 años de edad. Más bien creo que fue bendición para ella, ya que se enfermó durante el vuelo y yo cuide de ella, tenía la reacción en mi espíritu que personas como la familia de Ana y de Lupita hayan también cuidado de mi.
(Amy! If you read this, translate it, please, kisses!!!)
En París fue una historia que jamás, jamás, jamás voy a olvidar, aparte de ser la ciudad que siempre soñé y sigo soñando, una ciudad mágica (pero esa es otra historia). Primero,
puedo contar que fue excelente encontrar en el aeropuerto de Barajas, a una
pareja mexicana que también se dirigía a París, un regio y una veracruzana que
vivían en Cancún, y esa era su luna de miel (¡que bonito!), fue mucho mejor que al bajar del
avión ellos me hayan ayudado a llegar a mi destino y yo al suyo y que
compartimos tren juntos, fue poco tiempo, pero sin ellos hubiera tardado años
en salir del aeropuerto.
En mi último día en París, según mi logística, quise dedicar un día completo a visitar el Castillo de Versalles, que queda a las afueras de la
ciudad. Entonces tomé mi mapa del metro, (para mi sorpresa sólo
me perdí dos veces, a pesar de lo confuso que era) y me dirigí según como me
indicaba el dichoso mapa. Ahí estaba, perdida en la estación de metro, con
otros turistas que también se dirigían a Versalles, (por lo que alcance a
escuchar), pero hablaban italiano y no soy muy buena en ese idioma. Me
encontraba sola, con un mapa y un dirección confusa, sin saber de que lado del
anden tomaría el tren. De pronto una chica de descendencia china, se acerca y
me pregunta en francés la dirección para ir al Castillo de Versalles, traté de
contestar pero aún no soy experta en francés (para eso estoy estudiando), me
pregunta en inglés, y contesto que yo tampoco tenía idea para donde ir.
Amy, Ken and Carol |
Creo que de eso de trata la vida, conocer, vivir, estar y disfrutar de la vista, de la vida, de las personas que te acompañan y del momento.
Carol, yo, Ken, (Papás de Amy) |
Una de las experiencias de viajar es conocer a personas maravillosas en el camino, personas de otras culturas, de otros idiomas, de otras experiencias, de otros estados, personas de tu mismo país, de tu misma ciudad y encontrarlos en otra ciudad muy lejos de la tuya. Personas como Lupita, Ana, Alex, Rosa, Amy, Carol y Ken, que a pesar de conocerlos tan poco tiempo, logras crear esos lazos inolvidables, porque estuvieron ahí, conmigo, cuando sólo me tenía a mi.
A ustedes gracias, gracias, gracias. Y aunque fue poco tiempo los
recuerdo con amor y cariño, un cariño sincero. Espero visitarlos pronto, y mi
casa es su casa, cuando quieran venir, bienvenidos. (Amy, Carol and Ken, my house is your house always, thanks )
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