De casualidad en casualidad


Los brotes de mi incipiente entendimiento por la vida que fluye, por el dolor que yace, por la alegría que late, por las sensaciones que emergen, por las memorias entrañables y las fotografías perdidas; me han llevado por el camino por el borde de un precipicio de ignorancia, sin deducir el cómo vamos pasando de casualidad por casualidad, hasta que sin duda nos encontramos con nuestro destino.

Condenamos lo fugaz sin entender que ello nos libera para encontrarnos innegablemente con la casualidad que nos detendrá y nos colocará donde pertenecemos.

Y en nuestra cotidianidad, estamos bajo el fuego directo de casualidades, o mejor dicho, encuentro casuales con personas y acontecimientos a los que llamamos coincidencias. Aquella cuando dos acontecimientos suceden al mismo tiempo, de forma perfecta, embonando para ser, para hacer.

Desde la voz de Kundera, puedo hacer mías sus palabras para establecer que no es la necesidad, sino la casualidad, la que está llena de encantos.

Pensamos que puede ser algo leve, sin peso, desconocemos el cambio que impacta en la fortuna de nuestras estrellas.


Y así vamos de casualidad en casualidad, seduciéndonos bajo el yugo de sus encantos, de sus tragedias, de sus decepciones, de su júbilo, hasta que nos lleve a donde realmente pertenecemos.
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