De amigas a cualquier extraña. (historia corta)






Aquella era una noche deliciosa, de las que puedes sentir en tu piel, tenía brisa caliente y un aire de complicidad que decía que la primavera estaba por llegar. 

Alejandra estaba en su casa, sin mucho que hacer sólo descansar del día rápido y cansado que vivió. Aquella noche sonó su celular, y una intuición le dijo que era Andrea, al ver el nombre se enorgulleció al acertar. Andrea estaba llorando, pero Alejandra sabía que a veces era tan dramática que se sorprendía que no trabajara en el teatro, tal vez sería un ataque de cólicos y hormonas mezcladas con un litro de nieve y una película estúpidamente romántica. 

Alejandra había pasado meses de no hablar con ella, la última vez había sido en el cumpleaños de Andrea, yacía ya 4 meses desde entonces. 

-¡Alejandra! ¡Te necesito!- gritó desesperada Andrea, Alejandra hubiera querido escuchar un “te necesito” tranquilo, sereno, pero no, este ¡te necesito! era una mezcla de llanto, mocos y una voz de una persona que pareciera se arrancaba un brazo. Alejandra sólo pensó “por favor que no se trate de Óscar, por favor”

  • ¡¿QUÉ TE ESTÁN HACIENDO MUJER?!- Preguntó Alejandra preocupada e irritada. 


Andrea una mujer unos años mayor que Alejandra, que por ende un poco más experimentada y fuerte emocionalmente, pero si algo ha aprendido Alejandra es que sea la edad que sea, las mujeres siempre tendrán eso que ella le llamaba “el llanto precoz”, ese que antes de tener la explicación y solución, las lagrimas salen de inmediato. 

  • ¡ÓSCAR!- Andrea gritó el nombre de él
  • ¡AH!- Alejandra se decepcionó al saber que era por esa persona por la que la llamaba -¿Qué ha pasado?- preguntó con poco animo. 
  • ¡Terminé con él!- más llanto, más sollozos, más palabras que no lograban entender debido a la hiperventilación que su estado emocional provocaba
  • Espera ¿qué? ¿tú con él? ¡Al FIN! ya era tiempo, todos estos años- y antes de que Alejandra pueda malinterpretarse, ella no era de esas mujeres que envidiaba a los novios de sus amigas por ser ricos y guapos como Óscar. El motivo de su alegría tenía un poco de historia pasada, situación muy distinta. 
Andre y Óscar habían tenido 7 años de noviazgo, de los cuales dentro de ese tiempo, él había cumplido 5 años felizmente casado con una chica de alta sociedad, de apellido reconocido y con padre de muy pero muy buen corazón… en la cartera. 
  • ¡Quiere verme!- más llanto -¡hoy- más llanto 
  • ¡OH NO!, no iré contigo antes de que lo pidas- Alejandra había sido determinante

En la época de noviazgo de Óscar y Andrea hubo capítulo en que un día él llegó con ella y le brindó un maravilloso discurso sobre el amor, compromiso, el futuro y al final le dijo: -lo siento querida, me voy con la vecina- literalmente era la vecina de Andrea, vivía a tan sólo unas cuantas calles de casa de ella, en la zona rica, naturalmente. Ella se deprimió que permaneció en su recamara hasta que él regresó de la dulce luna de miel en Bora Bora. Poco después él la buscó y le dijo que no podía vivir sin ella y -blah, blah, blah- y más -blah, blah, blah-. Así que ella, como toda mujer que piensa que si se sacrifica y demuestra su amor él la valoraría, así que aceptó regresar con él. A una vida de celos, mentiras y misterio. Ella había estado esperando el divorcio de Óscar con “la mujer importante”, y así habían pasado 5 años. 
- Por favor, ven comino, eres mi amiga y te necesito- Ahora si necesitaba de su amiga
- ¡NO!- Respondió Alejandra orgullosa de si misma. 


Una hora más tarde estaban en la barra del bar que frecuentaban, esperando al príncipe-ogro-azul de la vida de Andrea. 

-Andrea debiste decir que no- 
-Shh, ahí viene- Dijo Andrea señalando a una chica linda delgada que era la mesera del lugar y encaminaba a un hombre menor de 40 años. 

Alejandra no pudo sentirse mal, Andrea llevaba un hermoso vestido negro con escote en la espalda y ella unos nenas con botas UGG, que para su vergüenza el invierno ya estaba acabando, había poco rastro de el, pero no se culpaba, era jueves y laboral así que estaba agotada 

Alejandra sólo había visto a Óscar una vez en su vida, anterior a aquella noche, y fue por accidente. Había conocido a Andrea cuatro años antes, cuando él había iniciado su vida importante, con su esposa importante, con su suegro rico e importante y su bebé importante en camino. 

-Voltéate quiero que piense que soy lo suficientemente fuerte para verlo  sola- Andrea tomó el vaso de whisky y lo bebió de un trago; después tomó el vaso de whisky de Alejandra e hizo lo mismo. 

Alejandra se volteó hacía la barra, pidió otra bebida y se dedicó a escuchar. Óscar llegó con ese aire de hombre importante de negocios, con traje fino y el celular en mano haciendo una llamada, se detuvo levantando la mano hacía Andrea pidiendo unos segundos y cuando colgó se acerco a ella. 

  • Hermosa, exquisita- la tomó de la mano y le dio una vuelta, ella un poco incomoda se volvió a sentar en el banquillo mirándolo desinteresadamente mientras él aún se encontraba de pie. 
  • Andrea, Andy, corazón- Dijo Óscar en tono dulce y pícaro 
  • ¿Qué es lo que quieres?- preguntó ella fuertemente y obviamente despertó más la curiosidad de Alejandra quien estaba orgullosa de su amiga. 
  • Te necesito a mi lado, esta semana ha sido la peor de mi vida, no he podido, dormir, no me concentro en el trabajo, ni siquiera he ido al gimnasio ¿puedes creerlo?- 

Andrea se quedó callada, escuchando y observándolo con aquellos ojos maquillados para disimular el llanto y el desvelo. 

  • Te lo suplico vuelve conmigo- puso cara de perro abandonado - cuando me dejaste me sentí el hombre más solo en este planeta- suspiró con dolor- te daré lo que desees-
  • Quiero tu apellido- se apresuró decir Andrea
  • ¡¿Qué?- preguntó Óscar sorprendo -Andy, preciosa, bien sabes que eso no puede ser, Pensé que sería algo menos complicado- buscó dentro de su traje algo -te he traído un regalo- sacó una caja de Tiffany and Co. de inmediato se la entregó a Andrea
  • ¿Para mi?- 
  • Claro preciosa, lo mejor para ti- 

Ella abrió la caja y encontró un ridículo llavero de diamantes con dos llaves distintas. 
  • Sé que fue difícil tu decisión de dejarme y más porque he sido un reverendo hijo puta, que no te ha valorado y premiado por el amor que me diste- se tocó el corazón -pensé que un pequeño departamento en donde siempre has deseado vivir y en donde los dos podemos compartir nuestros momentos, también te regalo el mini cooper que tanto querías- hizo una pausa para observar a su querida -podría ser suficiente, ¿es suficiente prueba de mi amor?-
  • ¡¿QUÉ!?- pensaba Alejandra con un ligero dolor estomacal, regreso el whisky de su boca al vaso, pensando que era efecto del alcohol lo que escuchaba. 
  • Óscar, ¿en verdad es para mi?- 
  • Claro que es para ti tonta-
Alejandra no paraba de pensar que ese hombre pagaba por la mujer que se llevaba a la cama, y su mujer le pagaba a él. Era un círculo vicioso. 
  • ¿Quieres ir a ver el departamento?- preguntó Óscar mientras acariciaba el cabello negro y ondulado de Andrea
  • Me encantaría, muchas gracias mi amor- dijo ella, saltó del banquillo y lo abrazó fuertemente. Antes de irse, ella fue al baño a “retocarse”, más bien hacer pipí, cualquier lo hubiera hecho al recibir esos regalos. 

Mientras Alejandra pensaba lo pronto que Andrea fue persuadida en seguir siendo la querida de Óscar, él tomó asiento a lado de Alejandra, pidió solamente agua embotellada. La curiosidad le ganó a Alejandra y decidió ver si llevaba su anillo de casado puesto, así que le dio un rápido vistazo. 

  • ¿Vienes sola?- le preguntó el tan descarado e idiota de Óscar - ¿Qué harás más noche?- 
  • ¿Estás ciego o sólo eres pendejo?- le preguntó muy molesta mientras se ponía de pie para ir a buscar a Andrea. 
  • Yo te veo muy bien- dijo Óscar mientras la miraba de arriba a abajo, de abajo para arriba. 
  • Soy Alejandra, idiota, la amiga de tu muy “QUERIDA” Andy- 
Él se quedó con la boca abierta y ella corrió al baño. 

  • ¡Andrea!, el imbécil de tu novio se me insinuó- 
  • ¿Enserio?- A Andrea le cambió el rostro de felicidad a completa molestia mientras se maquillaba en el baño 
  • ¡Sí! me preguntó…-
  • Espera- la interrumpió Andrea poniendo la palma de su mano en la cara de Alejandra - ¿No puedes ver como un hombre como él me ama?, ¿no puedes verme feliz? eso es ¡no puedes verme feliz!, todo este tiempo sólo esperas a que él me termine para verme sufrir, ¡eres lo peor!- 
  • Andrea, creo que me conoces muy bien, y sabes que es verdad lo que te digo- trató de explicar Alejandra 
  • A partir de hoy, ya no te conozco, todo siempre ha sido por celos, no me puedes ver con un verdadero hombre- Andrea seguía gritando histérica
  • ¿Verdadero hombre? te tratas de convencer a ti misma que no eres la prostituta elegante de alguien que nunca se va a divorciar por ti- 

La cachetada se esperaba, tal vez Alejandra había sido un poco cruel, pero estaba segura que su amiga jamás podía ser feliz a lado de él. El golpe se escuchó tan fuerte que todas las mujeres del baño se detuvieron a verlas. 

Andrea se marchó con él y Alejandra permaneció de pie en medio del baño, observando como su amiga seguía su camino y como ella se había convertido en el centro de atención de las mujeres que ahí se encontraban. Se necesito tan sólo dos vasos de whisky para agarrar valor y regresar con él, con el sufrimiento disfrazado de dinero y seducción. Un sufrimiento tan excitante y solo, tan triste y tan lleno de deseos y culpas. De pronto de ser tan buenas amigas pasaron a ser completas extrañas, como la ley de la vida, de pronto el corazón de Alejandra se partió, había perdido a su amiga por un hombre traidor, ella se sintió traicionada. 



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